lunes, agosto 11, 2008

Vivir de destruir la vida, crimen e hipocresía 'hipocrática'

Cuando el negocio de matar es una forma de vivir natural y cotidiana, legal o alegal, la nación ciudadana es cómplice del horror, o solo es un fardo inerte y desalmado, que yace muerta insensible y sin reactivos humanos frente a esta forma inhumana de canivalismo intercambiado, que se alimenta de la vida extraida al despojo triturado de lo que fuera su soporte. El cadáver zombi de la muerte, habitado por la vida sin dolor. Sin valor. Sin honor. Sin alma.

¿Tendrán hijos o nietos, estos mercaderes de vidas? ¿Sabrán estos algún día, que
sus vidas fueron alimentadas con las de cientos o tal vez miles, de muertes? ¿Perdonarán a los que lo hicieron y a los que lo consintieron? ¿Hay un solo inocente entre todos los culpables omisos que lo permitimos? ¿Nos asiste algún derecho para renunciar al deber de defender y amparar la vida?








¿Qué Pasa con el juramento hipocrático? ¿Es también una monserga fascista?





"En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica, ante mis maestros y en esta Facultad de Medicina que me enseñó todo cuanto sé, juro que:


1. Consagraré mi vida al servicio de la humanidad.

2. Guardaré a mis maestros el debido respeto y gratitud.

3. Practicaré mi profesión con conciencia y dignidad.

4. La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo.

5. Respetaré los secretos que me fueren confiados en todo aquello que con ocasión o a consecuencia de mi profesión pudiera haber conocido y que no deba ser revelado.

6. Consideraré a mis colegas como a mis propios hermanos y no formularé a la ligera juicios contra ellos que pudieran lesionar su honorabilidad y prestigio.

7. No permitiré que prejuicios de religión, nacionalidad, raza, partido político o nivel social se interpongan entre mi deber y mi conciencia.

8. No prestaré colaboración alguna a los poderes políticos que pretendan degradar la relación médico-enfermo restringiendo la libertad de elección, prescripción y objeción de conciencia.

9. Guardaré el máximo respeto a la vida y dignidad humanas. No practicaré, colaboraré, ni participaré en acto o maniobra alguna que atente a los dictados de mi conciencia.

10. Respetaré siempre la voluntad de mis pacientes y no realizaré ninguna práctica médica o experimental sin su consentimiento.

11. No realizaré experimentos que entrañen sufrimiento, riesgo o que sean innecesarios o atenten contra la dignidad humana.

12. Mantendré la noble tradición médica en lo que a publicidad, honorarios y dicotomía se refiere.

13. Procuraré mantener mis conocimientos médicos en los niveles que me permitan ejercer la profesión con dignidad y seguridad.

14. Si llegado el día en que mis conocimientos o facultades físicas o sensoriales no fueran las idóneas para el ejercicio profesional no abandonase éste voluntariamente, pido a mis compañeros de hoy y de mañana que me obliguen a hacerlo.

15. Hago estas promesas solemne y libremente, bajo Palabra de Honor, en memoria de todos los que creen o hayan creído en el honor de los médicos y en la ética de sus actuaciones."


(NOTA: tuvo su origen en Hipócrates, pero fue ampliado o revisado por la posteridad)

Clandestino